Violencia
familiar... Hay en diferentes formas pero la más agresiva es la física porque
causa lesiones en el cuerpo y hasta la muerte. Es necesario buscar ayuda
espiritual para resolver problemas en forma diferente y correcta sin
agredir ni dañar a los demás. La violencia familiar es un problema social porque
está inmerso en la sociedad y espiritual porque la gente se ha alejado mucho de
Dios.
Violencia familiar... Existe violencia psicológica con desprecio en palabras hirientes, con comparaciones, con sutiles humillaciones, amenazas, gritos, insultos, celos, etc., Y existe violencia sexual cuando se obliga a la pareja a realizar prácticas fuera de lo normal que causan daño físico y emocional a la persona que no está de acuerdo con la inmoralidad sexual.
Violencia familiar... Existe violencia psicológica con desprecio en palabras hirientes, con comparaciones, con sutiles humillaciones, amenazas, gritos, insultos, celos, etc., Y existe violencia sexual cuando se obliga a la pareja a realizar prácticas fuera de lo normal que causan daño físico y emocional a la persona que no está de acuerdo con la inmoralidad sexual.
Violencia familiar... No es sano disponer del dinero, de propiedades y
recursos de familia, sin considerar las necesidades básicas de los demás, el abandono e incumplimiento de las obligaciones familiares es un tipo de violencia.
Violencia familiar... Ningún hombre tiene derecho a golpear a una mujer o a un niño ni tampoco la mujer puede creer que tiene derecho a dañar a su esposo, cuidado si tu conyugue es persona que no respeta ni honra a Dios porque no sabrá hacerlo contigo ni con los demás. Los hombres recuerden que las mujeres son valiosas y no están para usarlas como sirvientas o como un simple objeto sexual, eso es de cobardes.
Violencia familiar... Ningún hombre tiene derecho a golpear a una mujer o a un niño ni tampoco la mujer puede creer que tiene derecho a dañar a su esposo, cuidado si tu conyugue es persona que no respeta ni honra a Dios porque no sabrá hacerlo contigo ni con los demás. Los hombres recuerden que las mujeres son valiosas y no están para usarlas como sirvientas o como un simple objeto sexual, eso es de cobardes.
Violencia familiar... Mantener la
paz es una obligación de todos, pero en especial de los padres, pues es en el
hogar es donde se aprende a vivir y a construir paz; es allí donde los padres
tienen la enorme responsabilidad de enseñar a los hijos la manera de
comportarse, de tratar a los demás y de resolver los problemas.
La paz familiar es
posible si tenemos sentido de justicia para reconocer los derechos ajenos, la dignidad de los hijos y del conyugue. Cada matrimonio debe
enseñar a sus hijos a realizar actos en función del bienestar común del hogar. Enseñarles que son héroes del bien
común y que no son héroes malos como los que divulgan los medios de
comunicación y juegos de moda.
Enseñe con su ejemplo el respeto, cuiden que sus niños no sean irrespetuoso, abusivos y manipuladores, enséñeles con amor a ser personas de bien, generosos para impedir que su egoísmo vaya en aumento, muéstrenles
como ustedes los mayores ayudan al necesitado o al que tiene algún problema, que aprendan que no son el centro del universo.
Siembre cortesía
en el corazón de los miembros de su familia, la persona cortés es buena, piensa en los demás y en sus
sentimientos y el dominio propio es una virtud que va de la mano con la
cortesía. Un niño que hace un coraje porque algo le ha salido mal o porque el
hermano le rompió algo y no se le enseña a controlar su enojo, de grande le
será muy difícil respetar a los demás.
Guarde el orden en el hogar, ponga normas y límites que esto proporciona seguridad a sus hijos, la disciplina es buena. Practicar la caridad determina la calidad de la
persona y su capacidad para relacionarse con los demás. Busque su bien personal sin olvidar el de los demás y tendrás Paz.
La paz esta cimentada en el amor de Dios que es generoso, de manera que donde reina el egoísmo, no hay
luz divina y el descontento, la confusión y la violencia familiar son el pan de cada
día y eso no es la voluntad de Dios para ninguno de vosotros.