Matrimonios unidos... Se edifican por amor, el cuidarse mutuamente y apoyarse es el resultado de haber entendido que ahora son delante de Dios como una sola persona. El verdadero creyente tiene un temor Santo y Reverente hacia el Señor su Dios, y practica el respeto mutuo, la lealtad y la sabiduría nos brindan los principios para buscar soluciones a cualquier conflicto.
Orar el uno por el otro es un arma que no permite que el enemigo nos robe lo que Dios nos ha dado. Aprecien sus cualidades y cuiden sus familias porque el amor verdadero no es un capricho hormonal, sino algo mucho más valioso que nos hace apreciar y valorar a esa persona con la que vamos a compartir en el viaje de la vida.
Matrimonios
unidos... No se dejen dividir por familiares o amigos, cuiden la unidad, tengan presente que
una casa dividida contra sí misma no prospera. No discutan, no se desgasten en
gritos y palabras necias que hieren el alma. Guarden silencio si están enojados, dejen pasar la ofensa y esperen a que los ánimos se calmen para dialogar después.
Matrimonios
unidos... El humilde busca la paz, no escatima en sus actos de perdón, ha vencido el egoísmo. Dialogar, y buscar el acuerdo agrada a Dios, donde
hay armonía, el Todopoderoso envía bendición
y vida eterna. Salmo 133. El orgullo no cabe en el matrimonio, la mujer amada, valorada
y considerada es una ayuda idónea. El hombre respetado, valorado, ama a su esposa con un amor sacrificial.
Oremos: Padre
Celestial en el nombre de Jesucristo, te agradezco por mi matrimonio, por favor concédeme sabiduría y humildad de
corazón para vivir en armonía contigo, conmigo mismo y con los demás. Gracias
Padre Santo por escucharme y por hacer de mi hogar un altar de adoración
para Ti. Aleluya