Adictos al Sexo

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El adicto al sexo... es una persona con grandes problemas de aceptación, baja autoestima, inseguridad y gran insatisfacción personal. Estas personas tienen un caos de emociones en su interior, y cada día se hacen más y más dependientes del sexo, pues es el único medio de escape que tienen.

El adicto al sexo... alimenta su adicción con sus ojos, su entretenimiento secreto es la pornografía, por lo que gasta mucho dinero en citas virtuales y personales con gente que vende esta clase de servicios. Nunca un adicto sexual estará satisfecho y por eso tiene la costumbre de masturbarse.

Una persona adicta al sexo no tendrá tiempo de calidad para fortalecer una relación de pareja. Lo cierto es que cualquiera puede ser adicto al sexo, no importa su género, sexualidad o situación sentimental.

Una conducta sexual compulsiva es por lo general un medio de escape de la soledad, la depresión, la ansiedad y el estrés. El adicto al sexo no puede parar y por lo general invierte mal su tiempo, deja de lado sus otros intereses y actividades importantes.

Las personas con este tipo de adicción andan con gente que andan en las mismas, buscan gente voyerista y a los que practican orgías y toda clase de perversiones. El adicto sexual pierde el control de sí mismo, su mente lo acosa todo el tiempo, y por ello, siempre anda maquinando asuntos relacionados con el sexo.

El adicto al sexo... es una persona muy hábil en el arte del disimulo, lleva una doble vida, es muy egoísta, pues su prioridad es su adicción, miente con facilidad para justificar sus ausencias y su conducta que cada día es más ambigua.

Estas personas necesitan cada día más estimulación, y por esta causa, van de un abismo a otro peor, muchos terminan en prácticas sodomitas y en toda clase de situaciones peligrosas y vergonzosas.

Pierden el respeto por sí mismos, por su pareja y por su familia. El adicto al sexo en su interior tiene miedo a ser descubierto y por ello se esfuerza en aparentar una paz y una integridad que no tiene.

El adicto al sexo... se torna una persona traicionera, desleal y egoísta, no puede tener relaciones sanas ni genuinas. Pero, lo cierto es que pueden llegar a ser personas diferentes, con la ayuda de Dios, porque es Todopoderoso para romper estas ataduras del alma y del cuerpo.

Toda persona adicta al sexo, está enferma espiritualmente y por naturaleza, se siente sucia y no digna de tener una conexión con Dios. Casi siempre la persona adicta se siente atrapada y derrotada en su lucha por querer ser libre de esta adicción.

Si conoces a alguien adicto al sexo, es muy importante que esa persona, acepte y reconozca que tiene este problema y si desea ser libre, guiarlo para que empiece a buscar ayuda espiritual con una persona cristiana, mayor y de buen testimonio, del sexo contrario a su adicción sexual.

El adicto al sexo... necesita urgentemente una liberación espiritual, si tiene el deseo interno de cambiar su estilo de vida. Es necesario que entienda que al renovar su mente con la palabra de Dios, podrá cambiar su forma de vivir y ser verdaderamente libre.

Con seguridad, saldrá definitivamente de ese círculo vicioso que lo hace actuar como un animal irracional, incapaz de controlar sus instintos.

Dios nos creó como seres inteligentes, no somos como los perros que no respetan a sus parejas. Hay que entender que la carnada del pecado es dulce pero su fin muy amargo y que muchas veces conduce a la muerte.

Existe el peligro de enfermedades incurables y grandes tribulaciones, pues Dios no puede ser burlado e inexorablemente se recoge de lo sembrado y más en el área del pecado sexual porque contamina su propio cuerpo.

Nuestro Padre Celestial nos aconseja: “Huyan de los pecados sexuales, ningún otro tipo de pecado afecta al cuerpo como éste, porque es contra su propio cuerpo”.

El poder de Jesucristo es suficiente para limpiarnos de todo pecado y para hacer una nueva persona de cada pecador, una persona diferente con la paz y el gozo que el mundo ni el sexo puede dar.

Vengan y acérquense a Jesucristo y serán verdaderamente libres. Bendigan y honren al Eterno Padre, limpiaos de toda maldad y sean templos del Espíritu Santo. No olviden que sin santidad nadie podrá ver el rostro de Dios.

Sed Santos porque "Yo Soy Santo" dice nuestro Señor.
Escrito por LuciaDCorner.